Localización: Anaheim, California
Pacific Division, Western Conference
Arena: Honda Center (17.174 espectadores)
Mascota: Wild Wing
Máximo anotador: Teemu Selanne (745 puntos)
Máximo goleador: Teemu Selanne (351 goles)
El deseo de la compañía Walt Disney de poseer un equipo en la NHL (como parte de su inversión en las grandes ligas americanas, que continuaría en la Major League Baseball con Los Angeles Angels of Anaheim se hizo realidad en 1993 con la creación de los Anaheim Mighty Ducks. El equipo recibía el nombre de una película de Disney estrenada en 1992, The Mighty Ducks, protagonizada por Emilio Estevez y que en España se llamó Somos los mejores.
El equipo de Anaheim tendría como hogar el Anaheim Arena (después conocido como Arrowhead Pond y actualmente Honda Center), un recinto construido para la ocasión muy cercano, por supuesto, a Disneyland.
Con la elección de Paul Kariya como número 4 del draft de 1993, se ponía en marcha deportivamente la nueva franquicia. Como todo equipo de nueva creación, los primeros años se centraron en conformar un equipo competitivo soportando con paciencia y visión constructiva los malos resultados.
El primer paso adelante importante se dió en Febrero de 1996, con el traspaso que trajo a Anaheim a Marc Chouinard y, sobre todo, Teemu Selanne, procedentes de Winnipeg Jets, a cambio de Chad Kilager y Oleg Tverdovsky. Los dos recién llegados enseguida formaron un trío maravilloso con Kariya, liderando a los Mighty Ducks hasta sus primeros Playoffs en la temporada 1996-97. En su primera incursión en post-temporada, Anaheim superó la primera ronda venciendo por 4-3 a Phoenix Coyotes, siendo barridos después Detroit por 4-0 en semifinales de conferencia. Los Red Wings volvieron a ser sus verdugos dos temporadas después en la primera ronda de los playoffs de 1999. Se comenzaban a escribir los primeros capítulos de una rivalidad que cada vez va tomando más importancia y carga emocional con habituales series de Playoff cargadas siempre de tensión y dureza.
Tras la segunda aparición en las eliminatorias por el título, Anaheim entró en un bache de resultados que le dejó fuera de la lucha por la Stanley Cup hasta la temporada 2002-03. Mientras tanto, se iba generando un equipo que acabaría haciendo historia. Iban llegando al mando de Mike Babcock los Giguere, Pahlsson, Chistov, Rob Niedermayer, Sykora, Ozolinsh, Salei y compañía. Llegaban los Playoffs de 2003 y los Ducks acababan séptimos en la conferencia Oeste.
El destino les había preparado un rival de excepción, Detroit, para comenzar con una de las “Cinderella stories” más destacadas de la NHL. Anaheim se tomaba su particular venganza arrasando a los Red Wings por 4-0 con un espectacular Jean Sebastien Giguere. Después de tumbar a Dallas por 4-2, la figura de Giguere se agigantaba sellando su portería en la final de conferencia ante Minnesota al protagonizar tres shootouts en los primeros tres partidos y recibir un solo gol en el cuarto y definitivo partido de la serie.
En la final de la Stanley Cup, New Jersey se cruzó en el camino de esta historia de ensueño, mostrándose muy superior en su pabellón (Anaheim sólo pudo ganar sus partidos de casa, los dos primeros en la prórroga) y llevándose el trofeo en el séptimo partido por tres goles a cero. A pesar de la derrota, Giguere vió recompensada su actuación con el Conn Smythe Trophy.
En el terreno deportivo, las primeras piezas claves del nuevo proyecto de Anaheim llegaban vía Draft con las selecciones de Ryan Getzlaf y Corey Perry en 2003 y Bobby Ryan en 2005. Carlyle tenía clara la identidad que quería inculcar a su equipo. Un conjunto duro, físico, fuerte en defensa, que presiona y asfixia a sus rivales y es capaz de aprovechar los errores del rival y ganar ventaja en los pequeños detalles. En esa idea encajaban dos hombres muy concretos, y la gerencia de los Ducks se puso manos a la obra. En la temporada 2005-06 llegaba Scott Niedermayer y un año más tarde se unía Chris Pronger.
Carlyle tenía todo lo necesario para poner su plan en práctica. Y ese plan resultó ser la receta del éxito. Con un comienzo de temporada para la historia, manteniéndose invicto durante los 16 primeros partidos (12-0-4, nuevo récord de la NHL), Anaheim acabó segundo de la Conferencia Oeste y se hizo con su primer, y hasta ahora único, título de la división Pacífica. En Playoffs caían Minnesota y Vancouver por 4-1 y Detroit, que no podía faltar a la fiesta, por 4-2. Ottawa les esperaba en la final de la Stanley Cup.
Anaheim estaba lanzada, funcionaba como una máquina perfecta y su estilo de juego hacía que pasase por encima de sus rivales de forma inmisericorde. Los Ducks derrotaban a los Senators por 6-2 en el quinto partido de la serie y levantaban su Stanley Cup. Un justo premio para el excepcional bloque que formaban Pronger, Niedermayer, Pahlsson, Guiguere, Selanne, Getzlaf, Kunitz, Moen, McDonald….
La última gran batalla tuvo lugar esta pasada temporada (cayeron en primera ronda hace dos años ante Dallas). Como octavos cabezas de serie, los Ducks protagonizaron un histórico upset derrotando por 4-2 a los campeones de la temporada regular, los San Jose Sharks. Joe Thornton y sus chicos, con sus característicos problemas de capacidad competitiva en los momentos calientes, se vieron superados por el carácter y el empuje de sus vecinos californianos. Hacía su aparición estelar el portero suizo Jonas Hiller, mostrándose como un soberbio goalie.
La segunda ronda traería una nueva edición del duelo frente a Detroit. Esta vez la serie, físicamente durísima y repleta de tensión, espectaculares hits y accionen que rozaban la violencia desmesurada, se iba hasta los siete partidos. Los Red Wings, claros favoritos de la Conferencia, sufrieron lo indecible contra el juego físico de la defensa rival y un Hiller colosal, pero consiguieron llevarse el triunfo final.
Alejandro G. aka Sasha.
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